sábado, 1 de diciembre de 2012

La Abadía del Crimen: Homenaje a Paco Menéndez


Ya al final de mi vida de pecador, mientras espero el momento de perderme en el abismo sin fondo de la divinidad desierta y silenciosa; en esta celda de mi querido monasterio de Melk, donde aun me retiene mi cuerpo pesado y enfermo, me dispongo a dejar constancia en este pergamino de los hechos asombrosos y terribles que me fue dado presenciar en mi juventud.

 El Señor me concede la gracia de dar fiel testimonio de los acontecimientos que se produjeron en la abadía cuyo nombre incluso conviene ahora cubrir con un piadoso manto de silencio; hacia finales de 1327, cuando mi padre decidió que acompañara a fray Guillermo de Occam, sabio franciscano que estaba a punto de iniciar una misión en el desempeño de la cual tocaría muchas ciudades famosas y abadías antiquísimas. Así fue como me convertí al mismo tiempo en su amanuense y discípulo; y no tuve que arrepentirme, porque con él fui testigo de acontecimientos dignos de ser registrados, para memoria de los que vengan después.

Así, mientras con los días iba conociendo mejor a mi maestro, llegamos a las faldas del monte donde se levantaba la abadía. Y ya es hora de que, como nosotros entonces, a ella se acerque mi relato, y ojalá mi mano no tiemble cuando me dispongo a narrar lo que sucedió después...


La abadía del crimen: algo más que un simple juego


No vamos a negarlo, la aventura basada en la novela de Umberto Eco no ha envejecido bien. A pesar de los dos “remakes” realizados, con la mejora en gráficos y sonidos, le pesa mucho el paso de los años. El ejemplo más claro lo vemos en el movimiento; brusco, difícil que hará que muchas personas que quieran descubrir el porqué es considerado uno de los máximos exponentes de la industria del videojuego en España lo dejen antes de finalizar el primer día.

Para ver su grandeza, tendremos que hacer el esfuerzo de olvidar todas las aventuras gráficas a las que hayamos jugado,  desde Maniac Mansion hacia delante y, por supuesto, olvidarnos de los juegos actuales. Vayamos a los años 80; no es que la industria del videojuego era una recién nacida, es que eran los ordenadores los que empezaban a dar sus primeros coletazos de vida.


Los pocos juegos que veíamos eran bastantes simples y sencillos. La mayoría eran del género de las plataformas con una perspectiva isométrica en los cuales teníamos que avanzar de habitación en habitación, independientes entre si, que no daban sensación de continuidad, resolviendo algunos puzles (la mayoría consistía en mover algunos objetos) y matando a los enemigos que nos aparecían. Ejemplos de esto son Knigh Lore, The Great Escape…

Pues bien, en este panorama, aparecen Paco Menéndez y Juan Delcán con la Abadía del Crimen, que rompió con las limitaciones que hasta entonces presentaban los juegos y se convirtió en el máximo referente de los videojuegos realizados hasta el momento.


¿Cómo lo consiguió? Con un trabajo de programación y diseño complicadísimos, solo al alcance de las mentes más privilegiadas. No voy a aburriros con códigos, ya que incluso a mí me cuesta explicarlo y, seguramente cometería muchos errores, pero voy a dar algunas pinceladas de lo que consiguió.

Lo primero y más llamativo era la sensación de continuidad que daba el juego. Seguíamos yendo de pantalla en pantalla, pero daban la sensación de ser continuas. La sensación de recorrer una Abadía, con los distintos pisos, era algo que no se había visto hasta entonces. Esto fue posible a que los creadores jugaros con las vistas; si en una sala veíamos a los personajes desde atrás, en la siguiente los veíamos de lado, viendo en todo momento lo que veríamos de la sala anterior si estuviéramos allí de verdad. Y este es el motivo del movimiento tan brusco, era necesario que fuera así, ya que si no esta sensación no seria posible, y por eso en los “remakes” sigue siendo como lo fue en el original.


Lo siguiente que chocaba eran los personajes. Cada uno tenía sus rutinas dentro de la Abadía. No era como en los juegos anteriores, en los que una vez dejabas de ver a la persona, o al enemigo porque salías de la habitación, ésta se quedaba quieta, se paraba. Aquí los personajes, los veamos o no, siguen una rutina, hacen sus tareas y podemos encontrárnoslos en distintas habitaciones, dando aún más esa sensación de estar en un entorno vivo, en una Abadía de verdad.

Por último hay que destacar el comportamiento del Abad, su inteligencia. Este tampoco seguía un camino fijo, sino que realizaba sus tareas. Pero lo impresionante era que, si cometíamos alguna falta, como faltar al rezo, o salir por la noche, si nos veía, nos perseguía por las distintas salas, hecho que nunca antes se había visto. Y lo más impresionante de todo, era que si no cometíamos una falta grave que conllevaría la expulsión de la abadía, el Abad, después de perseguirnos para la reprimenda, podía volver por todas las salas y continuar con su rutina.

Cosas que ahora vemos como normales, simples, que son obligatorias que las lleven los videojuegos, pero que en aquella época era impensable, sobre todo por las limitaciones técnicas que había, y es por eso, que cuando lo juguemos en la actualidad, tenemos que pensar en todo lo anterior, para comprender su grandeza. Y es por todo esto, y por muchas cosas más que no he comentado porque no acabaría por lo que se nos ponen los ojos acuosos al recordad a Paco Menéndez. Porque a pesar de que dijo que no iba a volver a desarrollar videojuegos, que la Abadía era el último, al final habría vuelto, y a saber que obra maestra podríamos ver ahora.


Un reto para los más valientes


Después de hablar de la tecnología del juego y de sus creadores, pasaremos a hablar del videojuego en si- Nos encontramos ante una adaptación “no oficial” del libro “El nombre de la Rosa”. Manejaremos a Fray Guillermo de Occam, un fraile franciscano que, junto al joven novicio Adso de Melk tienen que descubrir al autor de una serie de asesinatos que se están produciendo en la Abadía, teniendo para ello 7 días (con sus respectivas noches).
Pero si por algo se caracteriza el juego de Paco Menéndez es por su tremenda dificulta, que deja a Mundodisco como un juego de niños. La complejidad se debe principalmente a tres aspectos; el primero viene porque en ningún momento te dicen que tienes que hacer, a donde tienes que ir, que o a quien a que investigar. Después de una increíble carta de presentación que nos mete de lleno en el ambiente que quiere trasmitir la Abadía del Crimen, apareceremos en la entrada de la Abadía, en la que seremos recibidos por el Abad, y comenzara una charla en la que nos dirá que tendremos que respetar las normas, ya que si no seremos expulsados. Nos enseñara nuestras habitaciones y, a partir de ahí, tendremos que apañárnoslas para avanzar en el juego. Primero en saber que hay que hacer, luego en aprenderse el mapa, donde están los personajes…  
Las primeras partidas utilizaremos ese sistema de prueba-error que tan común era de los juegos más difíciles, ya que podéis estar seguros que las primeras partidas se os pasaran los días sin descubrir nada, oyendo que desaparecen personajes pero no saber que hacer. Las siguientes serán para dibujar el mapa en una hoja, puesto que os pillara el Abad y tendréis que volver a empezar, hecho que desesperara a muchos ya que el juego original no tenía opción de guardar, y si en el día 7 cometéis una falta grave, tenias que volver a empezar desde el principio. Por eso la gente que dice que es muy corto, que no dura más de dos horas, seguro que no lo han jugado, porque podéis estar días, semanas e incluso meses (ya que lo dejareis pero os volverá a picar la curiosidad y volveréis con él).

Otro aspecto que imprime más dificultad al juego son las normas del abad. El día se divide en 7 partes (prima, tercia, sexta, nona, vísperas, completas y la noche) y en cada una será obligatorio realizar alguna acción, como rezar, ir al comedor…ya que si no lo hacemos, supondrá una falta grave, lo que conllevara a que el abad nos eche de la abadía y finalizar el juego, teniendo que empezar desde el principio. Así, estando por las distintas salas recopilando información y oír las campanas que suponen que tenemos que ir a algún sitio, tendremos un tiempo limitado, y con el lio de no saber donde estamos, lo más seguro que no lleguemos a tiempo, teniendo que empezar otra vez el juego. Además aparte de las faltas graves, estarán las leves, que harán que baje nuestro Obsequium, una especie de barra de salud que si se nos acaba, el abad nos expulsara. 

Y por ultimo, la otra gran dificultad de este juego es el propia abad, que al final lo acabaremos viendo como al enemigo de Amnesia. Llegaremos a la conclusión de que solo tendremos tiempo de investigar por la noche, acto que supone una falta muy grave. El abad nunca duerme y por las noches recorre su Abadía vigilando que nadie ande despierto, por lo que tendremos que estudiar sus movimientos, su rutina (mediante prueba-error) para poder seguir. El problema viene en que sin duda habrá veces que nos perdamos, y ya no sepamos donde esta el Abad, convirtiéndose el juego en una especia de Survival-Horror en el que en cualquier momento aparece su figura, no pudiendo hacer nada para que no nos coja, y empezar el juego desde el principio.

Por todo esto, como habréis podido comprobar, no es juego apto para todos los públicos, solo para aquellos que tengan paciencia, para los que busquen un reto, pero como en todos los videojuegos difíciles, la satisfacción que sentiremos al acabarlo será mayor que en cualquier otro.


Una obra imprescindible


Por todo lo anterior, La Abadía del Crimen es un videojuego que nadie debería perderse, una obra atemporal que gustara a todo el mundo que ama este género. Es cierto que es muy difícil, que el control puede echar para atrás la primera vez, pero, os aseguro, que si os quedáis con él os dejara marca, y hará que busquéis curiosidades, datos e información de este juego que, hoy en día, todavía sigue sorprendiendo a mucha gente.

Ejemplo de la grandeza de este juego, de todo lo que significa, esta reflejada en esta conferencia del Gamefest, Detrás de los Muros, en el que los desarrolladores de los dos remakes cuentan la obra de ingeniera que hubo detrás de la Abadía, y las curiosidades que se encontraron, como zonas que no aparecían en el juego, y que les hizo pensar que en un principio el juego iba a ser más grande y complejo.

Y os dejo con esta entrevista que le hicieron a Juan Delcán, para que podáis comprobar el amor que hubo en el desarrollo de este juego, en lo orgulloso que esta de él, y seguramente Paco también lo estaría.

Y en la siguiente dirección podréis jugarlo sin necesidad de comprarlo  o de buscarlo en internet. Y no tendréis problemas de incompatibilidad con el sistema operativo.

http://www.abadiadelcrimen.com/guillian/java/

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